Descalza entre la dulcísima penumbra de tu sueño, salvando el insalvable obstáculo de tu devoradora mirada, huyo de la cadena perpetúa de tu piel.
Cuento con el agotamiento de Ares tras la conquista y sorteo el silencio de la noche con un sigilo más propio de un huidizo asesino que de una Afrodita recién bañada en espuma.
Finalmente lo consigo y escapo de las fauces de tus garras que nublan y anulan mi razón, convirtiéndome en el frágil resultado de tus deseos.
Lejos, escondida y aterrada te rezo día y noche para que no encuentres mis huellas.
Huellas
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7 comentarios:
y si no osn huellas lo que sigue?
y si es tu olor?
Yo soy más de Momo y Palas Atenea. Afrodita nunca tuvo gusto para elegir sandalias, y Ares tenía un trastorno psiquiátrico de libro.
Un lujo volver a leerte, aunque ya te lo habrán dicho.
Un (b)eso
Seguro que las encuentra, es muy dificil no dejar marca con zapato de tacón.
¡cómo no te va encontrar!
si al final, a pesar de las migas de pan no te acaba encontrando, eres tú la que vuelves a su lado
Mejor a veces no dejar rastro.
Besos.
Has vuelto ¡¡ :-)
Me alegro de volver a encontrar tus huellas.
Te sigo, ahora que yo dudo sobre si volver sobre las mías propias.
Feliz camino.
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