Foto de un amanecer

Anoche me dormí mientras el Tibidabo encendido me miraba de reojo. Hoy me han despertado Yann Tiersen y las gaviotas que volaban sobre los tejados de Gracia. Al fondo una ventana blanca de madera cuarteada semitapada por unas cortinas verdes, que revoloteando por el aire que entraba, dejaban entrever el día que hoy convertiré en el primer día de una nueva etapa.

Entre las sábanas rojas y mientras las aspas del ventilador de techo nos observaban, sus besos recorrían mi cuello susurrando -eres lo más bonito que hay-.

Un zumo de naranja y un café después ha comenzado el lunes.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Que recuerdos me trae Gracia a una de las semanas más felices de mi vida!! También con amaneceres compartidos y esas cosas... .
¡Suerte y qué te vaya bien esta nueva etapa!

chin dijo...

Para mí los lunes empezaban los domingos por la tarde, con el agobio de la semana entrante en mente. Hasta que se me fue la olla :)
Ahora vivo en un jueves plácidamente eterno.

Anónimo dijo...

No es mal comienzo para un lunes...curioso blOg :)

Negative dijo...

pues mola, no te jode.

nunca habia pensado que la puerta del armario me espiaba cada mañana.

gracias

Diego dijo...

Hum, hum....

Cati dijo...

HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
MUACKSSSSSSSSSS.

anTón dijo...

Ahora no tengo muchas palabras. vendré por aquí a menudo. Agradable provacación. todo lo que nosea gris, pues eso, que refresca.

coco dijo...

Cuando te tocan existes de forma diferente. Ni mejor ni peor, simplemente diferente.

Isthar dijo...

Y yo me he tenido que conformar con la alarma del despertador a las 7.15 de la mañana, un café rápido y un autobús lleno de gente ¡¡¡NO HAY DERECHOOOOOO!!! :P

Edu Solano Lumbreras dijo...

ZUMO

Un domingo como éste, a las nueve de la mañana, volvió a crearse el mundo cuando se oyó una voz femenina que decía: hoy te toca a ti traerme el desayuno a la cama...


MV

Joan Torres dijo...

Mi padre nación en Gracia. En Travesera. Mi madre nació en Gracia, en Travesera. Yo viví en Gracia, en varias de sus calles. Y veía desde algunas de las múltiples ventanas que me unían al mundo el Tibidabo. Y escuchaba las mismas gaviotas que tú.