Había una vez, no hace mucho tiempo un jardinero de cuyo nombre no puedo acordarme. Éste tenía un jardín sin flores, hasta que un día un amigo muy querido le regaló unas semillas para ver si alguna de ellas le daba fruto y el jardín dejaba de estar tan triste y vacío.
El jardinero raudo e ilusionado se dispuso a plantar las semillas, preparó el mejor lugar del jardín, el mejor abono y todos los días regaba sus semillas, a veces en exceso porque la emoción se apoderaba de él. Al cabo de un tiempo todos estos cuidados fueron dando lugar a unos tímidos y pequeños brotes que el jardinero cuidaba con esmero y sabiduría. No pasaba un sólo día sin que el feliz jardinero admirara el fruto de sus cuidados, que poco a poco se iban convirtiendo en una rara pero hermosa flor.
Pasó el tiempo y el jardinero sin razón aparente comenzó a descuidar a su flor. Ésta trataba de llamar su atención, se dejaba caer un pétalo para ver si el jardinero se acercaba aunque fuera a recogerlo, pero nada, el jardinero estaba muy ocupado en otras cosas como para fijarse en aquella flor.
Un día la flor casi moribunda, sin apenas fuerzas y en un intento de salvar su vida habló al jardinero: -Jardinero, ¿qué pasa que no me riegas, no me abonas, no me cuidas?-
El jardinero le respondió que no se preocupara que él tenía el mejor abono, el mejor agua y las mejores vitaminas para ella, pero que en ese momento no se lo podía dar, que tuviera paciencia, que se lo daría todo, porque sólo le importaba ella, pero debía esperar.
La flor, muy triste, trató de sobrevivir sin todo aquello pero estaba tan débil que un día apenas sopló un ligero vientecillo y se la llevó.
A la mañana siguiente el jardinero no notó su ausencia, pero después de unos días se dio cuenta que su flor ya no estaba. Éste se puso muy triste y lloró, salió como loco a buscarla, pero ya nada había que hacer, la flor estaba muerta en algún rincón.
El jardinero raudo e ilusionado se dispuso a plantar las semillas, preparó el mejor lugar del jardín, el mejor abono y todos los días regaba sus semillas, a veces en exceso porque la emoción se apoderaba de él. Al cabo de un tiempo todos estos cuidados fueron dando lugar a unos tímidos y pequeños brotes que el jardinero cuidaba con esmero y sabiduría. No pasaba un sólo día sin que el feliz jardinero admirara el fruto de sus cuidados, que poco a poco se iban convirtiendo en una rara pero hermosa flor.
Pasó el tiempo y el jardinero sin razón aparente comenzó a descuidar a su flor. Ésta trataba de llamar su atención, se dejaba caer un pétalo para ver si el jardinero se acercaba aunque fuera a recogerlo, pero nada, el jardinero estaba muy ocupado en otras cosas como para fijarse en aquella flor.
Un día la flor casi moribunda, sin apenas fuerzas y en un intento de salvar su vida habló al jardinero: -Jardinero, ¿qué pasa que no me riegas, no me abonas, no me cuidas?-
El jardinero le respondió que no se preocupara que él tenía el mejor abono, el mejor agua y las mejores vitaminas para ella, pero que en ese momento no se lo podía dar, que tuviera paciencia, que se lo daría todo, porque sólo le importaba ella, pero debía esperar.
La flor, muy triste, trató de sobrevivir sin todo aquello pero estaba tan débil que un día apenas sopló un ligero vientecillo y se la llevó.
A la mañana siguiente el jardinero no notó su ausencia, pero después de unos días se dio cuenta que su flor ya no estaba. Éste se puso muy triste y lloró, salió como loco a buscarla, pero ya nada había que hacer, la flor estaba muerta en algún rincón.
15 comentarios:
Preciosa historia... pero le falta algo para maravillar. Un abrazo
¿Tenemos que imaginar porque se olvida de ella?...
Qué flor más egoísta, preocupada de lo que el jardinero le da o deja de dar, sin pensar como puede cuidar ella al jardinero.
¿perdió gran cosa el jardinero cuando la flor murió?
Eso es lo malo de las esperas y los descuidos.
Al final acabas perdiendo lo que amabas.
Moraleja: si te descuidan no esperes.
Un beso.
:(:(:(:(:(:(:(:(:(
Para que luego te fies de flores y jardineros... ya sabes... CONFIA EN TU AMIGO INFORMATICO ;D
Si la flor era lista, se fue a buscar a otro jardinero...
Hay que cuidar las flores, y todo como si fuese el primer día...
Un beso
La flor solo necesitaba una regadera ¡ Eso con un par de apliques y ya está a tomar por saco el jardinero.
:-D
Interesante.
visitame
bajo7-llaves.blogspot.com
Siempre nos damos cuenta de lo importante que son las cosas cuand nos las tenemos, y eso que nos lo están diciendo a gritos, como la flor al jardinero. Bsss
En esto no hay ni buenos ni malos, siempre hay heridos, pero no culpables...
Una cosa lleva a la otra, y desde mil diferentes puntos de vistas se pueden analizar identicas realidades.
La vida es un universo de ondas que se cruzan en el mar formando a su vez nuevas ondas..., quizas mas grandes..., quizas mas bellas..., quizas mas VERDADERAS...
Al menos, un día, la flor se hizo notar y pidió la mínima atención. Lo malo son las otras flores que ni siquiera hablan y son ignoradas igualmente, porque imagino que el jardinero no sólo tendría una "favorita".
el mimo, el cuidado y la paciencia, deben existir, no sólo pensarse.
Besos
Es mejor que te dediques a la busqueda de diamantes, desde luego es pretencioso todo lo que escribes, pero si te hace feliz, adelante, yo no entraré más a molestarte, los que babean son mejor.Por cierto,¿ Es absolutamente necesario que seas soez..?
y se marchó
cogió su bolsa y se puso a caminar
una camiseta, un pantalón vaquero
y una canción
tralara, tralara !
y se marchó...
Fran
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