Ella estaba nerviosa, inquieta, como si algo terrible fuera a suceder. Ante esa inquietud y movida por la tentación que sólo la desconfianza es capaz de dar, miró el móvil de él y allí encontró el motivo de su desasosiego premonitorio. Un sms enviado a otra mujer que decía lo siguiente: Todas esas cosas me las tienes que contar entre saliva, sudor y semen. Eres todo mujer.
El dolor en el pecho apenas le dejaba respirar y sólo era capaz de decir, mientras caminaba por el largo pasillo: -Vete, vete de aquí. Lárgate-.
Él no se marchó pero ella dejó de darle lo único que daba sentido a su unión: su confianza.

2 comentarios:

Negative dijo...

Pues vaya. Es bonito mirar el móvil de otro? Igual de bonito que sufrir. Y ante la duda... El fin justifica los medios, que decia no se que filósofo amargao.

Unknown dijo...

Ami me revisaron el movil y empezaron los problemas, soy un chico de muchas palabras escritas, y a veces me voy de boca, comprenderan...

Desde ese momento aumento la desconfianza y mi movil pasa mas tiempo en manos de ella que mio...

Esto paso hace ya un año

SUERTE A TODOS!!!!