He de reconocer que siempre he sido muy reservada a la hora de hablar de mi familia, pero hay ocasiones en las que no queda más remedio que darle cierto protagonismo.
Hacía casi un año que salíamos juntos. Él era un tipo conservador y yo, yo estaba enamorada. Su condición de muchacho de bien y de buena familia, fue la principal razón de que meses antes organizara un encuentro oficial con toda su familia en el que me presentó como su futura esposa. Yo me sentí muy feliz. Así que tras eludir en varias ocasiones sus insistentes peticiones de conocer a la mía, le propuse una cena en casa de mis padres.
Fue durante una noche del recién estrenado otoño del noventa y nueve. Yo misma me encargué de la elección del menú, de la disposición de la mesa y de que no faltara ninguno de los miembros invitados de mi familia.
A las nueve menos cinco sonó el estridente timbre de la puerta. Era él, visiblemente tenso, pero emocionado. Se había puesto la camisa de seda que le regalé en su último cumpleaños. Estaba especialmente guapo aquella noche.
Le hice pasar para hacerle un breve recorrido por la casa antes de llevarle hasta el lugar que ocuparía en la mesa, con la intención de que se relajara y comenzara a sentirse cómodo. Después de ver mi dormitorio nos dirigimos al comedor. Allí nos esperaban todos. El silencio se hizo en la sala cuando entramos, así que comencé a hablar yo para destensar la situación. Él parecía algo sorprendido. Yo me limité a servir la cena, asegurándome de que todo fuera del agrado de todos, eso sí, sin dejar de hablar ni un solo momento.
De primero tomamos crema de verduras del tiempo al queso azul, de segundo una deliciosa merluza con guarnición de ostras escandinavas y de postre las típicas natillas caseras de mamá, con canela y menta. Él parecía entusiasmado con el menú aunque no hacía ningún comentario.
Una vez habíamos terminado le pregunté si querría café, en mi familia era costumbre tomarlo siempre después de cenar. Pero él dijo sentirse indispuesto, se disculpó y se marchó, no sin antes darme un estremecedor abrazo mientras me susurraba -¿Por qué no ha venido tu familia, a qué estás jugando? Entre lágrimas le respondí que aquella era mi familia.
Hacía casi un año que salíamos juntos. Él era un tipo conservador y yo, yo estaba enamorada. Su condición de muchacho de bien y de buena familia, fue la principal razón de que meses antes organizara un encuentro oficial con toda su familia en el que me presentó como su futura esposa. Yo me sentí muy feliz. Así que tras eludir en varias ocasiones sus insistentes peticiones de conocer a la mía, le propuse una cena en casa de mis padres.
Fue durante una noche del recién estrenado otoño del noventa y nueve. Yo misma me encargué de la elección del menú, de la disposición de la mesa y de que no faltara ninguno de los miembros invitados de mi familia.
A las nueve menos cinco sonó el estridente timbre de la puerta. Era él, visiblemente tenso, pero emocionado. Se había puesto la camisa de seda que le regalé en su último cumpleaños. Estaba especialmente guapo aquella noche.
Le hice pasar para hacerle un breve recorrido por la casa antes de llevarle hasta el lugar que ocuparía en la mesa, con la intención de que se relajara y comenzara a sentirse cómodo. Después de ver mi dormitorio nos dirigimos al comedor. Allí nos esperaban todos. El silencio se hizo en la sala cuando entramos, así que comencé a hablar yo para destensar la situación. Él parecía algo sorprendido. Yo me limité a servir la cena, asegurándome de que todo fuera del agrado de todos, eso sí, sin dejar de hablar ni un solo momento.
De primero tomamos crema de verduras del tiempo al queso azul, de segundo una deliciosa merluza con guarnición de ostras escandinavas y de postre las típicas natillas caseras de mamá, con canela y menta. Él parecía entusiasmado con el menú aunque no hacía ningún comentario.
Una vez habíamos terminado le pregunté si querría café, en mi familia era costumbre tomarlo siempre después de cenar. Pero él dijo sentirse indispuesto, se disculpó y se marchó, no sin antes darme un estremecedor abrazo mientras me susurraba -¿Por qué no ha venido tu familia, a qué estás jugando? Entre lágrimas le respondí que aquella era mi familia.
25 comentarios:
...algún día, recopilarás todo y lo publicarás o lo quemarás....pero no dejará a nadie indiferente.
solo tengo una cosa que decir wow
hija de puta con clase...lo que toda persona desea ser. Debe ser facil admirarte
Alegrate, al menos tienes una familia presentable.
Porque sí en una lejano dia considero que lo que he vivido le puede interesar a álguien, y escribo mis memorias, las titularia : "Mi familia y otros animales".
Creo que con eso queda exlicado todo.
Lamento decírtelo, pero tu texto me gustó mucho...
Increíble! De mayor quiero ser como tú :) Soy adicta a tu blog, de verdad!
Me sorprendió gratamente leerte. Es más, creo que tu blog es para detenerse en él.
Mis saludos más cordiales.
¿Tu familia era la soledad? No quiero estropear el cuento, que por cierto es muy bueno, pero esa interpretacion vino a mi mente. Aun asi no le pierdo el gusto.
Sigo tu blog desde hace un tiempo, y bueno no siempre comento, pero esta vez me dejaste con la boca abierta.
Muy lindo y desolador al mismo tiempo.
Sino escribieras con tanta fuerza te pediría que fueras al psikiatra, pero me gusta lo que escribes asi que no lo hagas por favor.
Está muy cerca de Dios.
An.
Pensé que a estas alturas de la película era muy difícil que me sorprendieras como la has hecho. Me arden las manos de aplaudir.
Ya sabes que el día que quieras editar ese libro pongo mis limitados conocimientos gráficos al servicio de su arte by the patilla.
bueno...a lo mejor tenían un hambre de la hostia,no???
Saludos.manu.
una pregunta?cuantos erais en la mesa?
manu
tienes una canción, que me mata... aquí...
http://unahijadeputaconclase.blogspot.com/2006_04_01_archive.html
si la tienes en mp3, me la pasarías por msg o algo?
ando sin poder cargar programas para bajar música en esta compu =(
avisame por acá si se puede para pasarte mi msg =)
Saludos*
Atte. Una desconocida que acaba de dar con tu blog... y gusto de el =)
No siempre tenenos aquello que quisieramos,aquello que creemos merecer.
lo dificil es aprender a convivir con lo que realmente tenemos,todas esas jodidas cosas que para bien -o mal-te encuentras todos los dias delante de tus narices y conforman nuestras vidas.
Y ahora mi sugerencia culinaria:
Piel de mamifero porcino,en cristal de aceite de Andujar(torreznos)
... Y en mi soledad estoy...
ejem,ejem se te ha olvidado alguien no?
Siempre que experimento un bloqueo creativo me gusta deterneme en tu blog.
desde luego, con clase.
Un texto muy bueno, como todos.
Un saludo.
Ostres que xulo el blog em passaré de tant en tant. Em sembla fantàstic.
vaya, un blog muy...
ya está todo dicho. puedes imaginar mi comentario. es sencillo y brutal. hazlo.
un saludo!!
Me parece una genialidad de post. Y sí: quiero.
Es fantastico como escribes, no me canso de leerte. Parece mentira que seas las afortunada poseedora de una mente tan lúcida, tan preclara, tan sublíme y al tiempo tan jocosa. Eres admirable, realmente tienes mucha clase. Es fantástico seguir tu blog. Lo mejor que me ha pasado en 34 años.
Decearia ser como tu tan inteligente y puesta en el mundo . Soy tu mas ferviente admiradora, de ti aprendo con cada lectura
Definitivamente, me gusta mucho tu blog...
Tiene fuerza, tiene personalidad.
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